Desde el comienzo de la era espacial, aproximadamente 6000 satélites han sido lanzados, de los cuales menos de mil están aun en funcionamiento. Eso significa que una gran cantidad de basura espacial orbita alrededor de la Tierra.
Es por eso que la ESA tiene en consideración este problema e invierte parte de tiempo y presupuesto para la limpieza de la basura espacial. Para la realización de esta limpieza se distinguen dos funciones principales.
La primera de ella es el rastreo de la basura espacial que se encuentra en orbita alrededor de la Tierra. Una vez señalizada supone menos peligro ya que puede resultar peligrosa debido a la colisiones entre satélites. Hay que tener en cuenta que un solo tronillo en órbita puede dejar inoperativo un satélite en caso de colisión.
La segunda de ella es el diseño de una línea de proyectos con el apelativo “cleaning up”. Esto implica que para los nuevos satélites se tienen en consideración nuevas líneas de fabricación así como planes para cuando dichos aparatos terminen su vida útil.
